Autor: Nicolás Manuel Ruiz
¿Qué me llamó la atención?
Me pareció interesante la división de las formas de ser de las personas bajo los cuatro cuadrantes. La gran mayoría obviamente se encuentra en el cuadrante ‘E’, empleado, del cual no salen nunca. Lamentablemente, la actualidad ha cambiado pero las mentalidades no. Hoy por hoy, se busca personas activas y jóvenes que traigan nuevos conceptos e ideas al negocio, donde una persona con mucha trayectoria hasta es poco producente ya que se tiende a acostumbrar al ritmo y pierde la creatividad o innovación. Cada vez más, se buscarán personas más jóvenes y con más preparación. El hecho de no cambiar la forma de pensar, no actualizada a la situación actual puede generar conflictos como desempleo a mediana edad. De todas formas, no es el enfoque que presenta Kiyosaki, sólo me pareció interesante mencionarlo. Lo que propone es que cuando uno es ‘E’, trabaja toda su vida para el banco y el gobierno pagando impuestos o deudas. El común de la gente tiende a la seguridad y no a la libertad; concepto interesante que plantea ya que el menciona que las inversiones no son riesgosas, el riesgo es invertir sin conocimiento. Es muy común que una persona tienda a quedarse en el cuadrante al que pertenece, independientemente a cual pertenezca. Tanto como menciona en “Padre Rico, Padre Pobre”, es común que la gente “rica” tenga la tendencia a la inversión, ya que bajo el contexto del que vienen ese es el común. Me gustó que enfatiza lo ya propuesto en el Best Seller, donde propone que uno debe tener tiempo para su familia, viajar por el mundo para conocer y no trabajar físicamente para mantenerse. Son conceptos que todos escuchamos pero que pocos implementamos.
¿Por qué me llamó la atención?
Considerando que he leído “Padre Rico, Padre Pobre”, atención tal vez no sería la palabra más apropiada en mí caso. Lo que sí se puede ser más correcto tal vez, sería reforzar o volver a generar una especie de motivación con respecto a los conceptos que me habían generado. Cuando leí “Padre Rico, Padre Pobre” sentí que en líneas generales, tenía mucha razón con respecto a cómo las personas ven y generan sus ingresos; que el común denominador se recibe, se casa y compra una casa por medio de una hipoteca la cual paga por mucho tiempo. No es mi intención de vida, nunca la ha sido y especialmente luego de leer “Padre Rico, Padre Pobre”. La gente cree que comprar su casa es un activo, que nadie se lo puede quitar y que es más seguro invertir en ladrillo. Hoy por hoy, o al menos en Argentina, es hasta más eficiente alquilar y ahorrar durante veinte años, que comprar una casa con hipoteca con plazo de misma cantidad de tiempo. Igualmente, es a modo de ejemplo ya que ambos casos terminan en la compra de la vivienda y no es lo que se propone.
¿Qué aprendí?
Aprendí y reforcé conceptos acerca de cómo lograr el éxito. El éxito no es el reconocimiento por el trabajo duro, el éxito es disfrutar la vida de uno con las personas que importan, viajar y experimentar todo lo que el mundo tiene para dar. Bajo este contexto de sistema, donde es necesario el dinero para tener comodidades y lograr dicho éxito, el trabajo físico o lo que llama el cuadrante ‘E’ no es el único ni mucho menos el mejor medio para conseguirlo.
“Lamentablemente”, para poder hacer que el dinero trabaje para uno, hay que entender bien su proceso. El autor propone siete pasos para la vía financiera, que en resumen plantean dedicarse y hacer realidad, quitando todo tipo de mito o miedo, mediante la capacitación y mayor conocimiento del tema. Sin conocer los conceptos financieros, es como hablar otro idioma. Ver cómo convertir ingresos ganados en ingresos pasivos. No solo por el grado de dependencia para ser generados, sino por el nivel impositivo que tienen. Cuanto más ingresos pasivos, más posibilidades de sustentación estable a largo plazo.
¿Cómo lo voy a poner en práctica?
Lo importante, y considero en mi caso de suma importancia, es tener libertad. Para mí, y sin intentar sonar filosófico, la vida es una suma de experiencias, no de puestos. Me gustaría enfocarme en mis pasiones y no llegar a tener 40 años y darme cuenta que pasé toda mi vida trabajando sin parar y sin disfrutar. En Argentina, trabajé en una multinacional durante un poco más de tres años, los cuales veía que me consumían el tiempo. No solo en físico al estar trabajando, sino también fuera de él hablando de eso o pensando en eso. Llegó un momento en el que comprendí que si bien es lo “normal”, prefería enfatizar mi calidad de vida y no mi calidad profesional, por así decirlo. Ahí, fue cuando renuncié y cambié de aire prácticamente literal, ya que hasta cambié de país de residencia. Mi meta actual es generar conocimientos, tener título y herramientas para ser lo que el autor llama “inversionista a largo plazo”. Hoy por hoy, mi prioridad es el estudio, al cual adelanto muchas materias y realizo monitorias y semilleros que complementen un perfil que tenga las herramientas para poder relacionarme con las posibilidades que puedan aparecer.
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